sábado, 5 de marzo de 2011

EL PARO en mi parroquia

En el circulo familiar (familia, municipio, estado) en lugar de pegar, para corregir, se afeaba la conducta diciendo…”lo que hagas ahora con los mayores, te lo harán a ti cuando seas grande”
Ya en el municipio, se revelaba aquel principio en la expresión “arrieros somos y el camino nos encontraremos”, que tiene similar sintaxis.
Y ahora en el estado, cuando ya no es tiempo de corregir por estar en la fase ultima de la responsabilidad adulta, lo que más comúnmente se oye y se dice es el “ y tú más “.

Si en el origen, en la familia, se hubiera corregido como ahora diciendo “ y tú más “, el dilema hubiera llevado la disputa hacia el armisticio del “déjalo, arrieros somos y en el camino nos encontremos” y seguramente el encuentro de arrieros en el camino, ahora, en la edad adulta, llevaría a la conclusión de “que lo que hagas a los demás, te lo harán ellos a ti”

Mejor hubiera sido corregir desde el principio con “ el que escupe para arriba le cae la saliva en la cara”., para no tener que haber llegado a esta simpleza adulta del “y tú más”, que al ser un principio de física vale para todas las edades.

No se pretende con esto establecer ninguna teoría de la comunicación, ni mucho menos hacer un análisis de la historia, pero si abstraer del concreto existencial un juicio de entronque que sirva de filtro en la relación discursiva.

En mi parroquia, es lo que tratamos de recordar mutuamente para aclararnos con tantos utensilios (prensa) de conversación.

Por ejemplo, este fin de semana, en mi parroquia, se ha puesto sobre el mantel lo del PER (plan de empleo rural). Un parroquiano defendía que era y es necesario. Otro por el contrario afirmaba que su jornalero, le pedía que no le certificase 60 peonadas, que le certificase 45 y las restantes 15 a nombre de la mujer, para poder así solicitar la ayuda del plan. Y él se las certificaba. Aunque no obstante esa deferencia para con su jornalero pensaba, que no debería hacerse, pues el PER era para los jornaleros que trabajando, no habían podido trabajar la 45 horas necesarias para cobrar el paro.
Se levantaron voces reprochándole, que si así era, como él contribuía a hacer el fraude. A lo que respondió, que pensaba en la familia del jornalero y la consideraba como suya.

En relación con esto, salió el tema más actual que fue el paro. Los 4.700.000 parados.

El que certificaba lo del PER, comenzó a decir que era culpa del Gobierno y los del PER dijeron que porqué no ponía a la mujer del jornalero a trabajar y así era una persona menos en el paro.

Se armó la de San Quintín, pero al instante callaron todos. Se leyó una noticia de EL PAIS Andalucía que decía que el 80% del paro en esa comunidad autónoma, eran inscripciones nuevas, sin antecedente alguno de trabajo.

Jornaleros y certificantes de peonadas, todos, se impusieron la máxima de, “el escupe para arriba al final siempre le cae en la cara“.

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