miércoles, 16 de junio de 2010

LA DEUDA DEL PIB. Valor y precio. "Strees test"

El PIB es el valor y la DEUDA, el precio. Como ante tanto rumor el presidente español Zapatero, ha llegado a Bruselas defendiendo el valor y garantizando la deuda, sobre todo proponiendo que se publiquen los test de resistencia (strees test) para calmar a los mercados, siguiendo el hilo, se percibe que lo dicho por el responsable de economía de esta unidad monetaria, que no unidad fiscal, de Europa, que España tiene que reducir más el gasto, para reducir el déficit al 3% del PIB, merece un tanto de atención, pues lo que se está diciendo es que la deuda se constrinja, sin miramiento alguno, que (la madeja) el PIB, solo tenga un 3% de hilo ajeno. Lo que no dice es, si ese 3% de hilo ajeno, deberá ser hilo de la misma especie de la madeja (el PIB), si se computa en euros, moneda de la madeja, o en otra especie de moneda. Si el hilo se computa en euros, que el 3% de más, sea también exceso de euros, en vez de otra especie como (el algodón), el dolar por ejemplo.
Porque es desde esta apreciación desde donde se deduce que la recomendación del responsable de economía de Europa es un tanto confusa si no engañosa, puesto que si se computa el PIB de toda la zona en euros, el tanto por ciento de exceso sobre el PIB, no revela más que una distribución de la proporción de hilo ajeno que cada uno de los PIB de la zona tiene, porque todos se cuantifican en una misma moneda, el hilo de la madeja, el PIB. Lo que revela también que cada madeja de la zona, dependerá en su exceso del PIB de otra madeja de la misma especie, porque , así entendida la uniformidad, nada impide que el PIB, la madeja cuyo hilo es por ej. fabricación de armas, pueda acumular más hilo ajeno, pero de la misma especie, el euro, que el de la madeja, cuyo hilo, el PIB, se concentra en la fabricación de mantequilla.
Así enfocada la cuestión, se comprende que si el montante del PIB español, miembro de la eurozona, es el ingreso del turismo, el exceso porcentual vendrá determinado por la disminución de dicho ingreso, así como también, si el montante del PIB alemán es la fabricación de acero, el exceso porcentual vendrá igualmente determinado por la disminución en la fabricación y demanda del hilo de esa madeja, el acero.

Por lo tanto, no se podrá exigir que ni la madeja alemana cambie el hilo conductor de su madeja de acero, ni la madeja española, cambie el hilo conductor de su madeja de turismo, si no se quiere caer en aquello de la economía dirigida, de fabricar solo armas o solo mantequilla.

En una economía de libre mercado todas las madejas se interelacionan mediante el trueque necesariamente referido a una moneda de cambio que constituye el precio del trueque, el de tanto dinero por armas, tanto por mantequilla, lo que revela que el adquirente de armas, tendrá que pagar más que el adquirente de mantequilla. De ahí pues, que el exceso del fabricante de acero sea menor que el exceso del fabricante de turismo.

Lo que viene a descubrir (esta aclaración) el trato discriminatorio que hace el informe, (salvo e.u.o), respecto de otros miembros de la UE. Por ejemplo, respecto de Alemania, no ya por la mayor o menor ortodoxia económica de reducción del déficit, sino por ausencia insidiosa de la ponderación necesaria de igualdad de términos, para una comunidad que necesariamente y con la misma moneda de pago, ha de enriquecerse invirtiendo en la necesidad de crédito ajena. De forma que prestamistas y prestatarios de una misma moneda, deben asumir de consuno el descalabro de la operación. Y esto es así porque se trata de una ordenación del gasto entre una familia, la europea,con moneda única, pero sin unidad fiscal. Correctivo pues del responsable de economía que se admitiría de buen grado si los agentes económicos gozaran de la misma fiscalidad. No vigente la igualdad fiscal en Europa, no es de recibo que las medidas de un país pobre sean insuficientes para unos respecto de otros. Se podrá pedir corregir el gasto si la armonía fiscal fuese común pero no si es ostensiblemente diferenciada. Si un miembro fabrica armas y otro mantequilla, los costes deben ser unificados fiscalmente para el mantenimiento de la forma de pago de los mismos, pues si el coste fiscal de las armas es muy superior al coste fiscal de la mantequilla, el problema no es de productividad, de PIB, sino de impuesto, determinando una diferencia de valor de la moneda común según sea la fiscalidad impositiva de los miembros. Por eso el problema no es de la deuda del PIB sino de la utilización, consolidación de la moneda única frente a tirios y troyanos. No se trata de un problema de exceso de deuda entre usuarios de una misma moneda, sino de la deuda contraida por agentes diferentes a los actores del espacio de la moneda única. Y claro, el problema por tanto no es de reducción del gasto, sino de que la deuda, el hilo ajeno, es de algodón en vez de hilo con el que se fabricó la madeja y por lo tanto si no se devuelve con la perspectiva de ganancia del inversor extraño a la moneda única, el de algodón, requiere el control de la madeja, del volumen,para adelgazarla a gusto y proporción del inversor advenedizo. La globalización de esta aldea universal, liberadora de prejuicios y alentadora de libertad tendrá siempre sobre su transparencia la cerrazón del control monetario, las armas de pago, dispuesto a la guerra y aniquilación de la moneda del contrario. Y precisamente por esa lucha crónica de las armas de pago, también se puede deducir, como se deduce de todo conflicto bélico, que es cíclico, con armisticio o sin él, pues de lo contrario la tramoya levantada sobre el poder y dominio de las armas de pago, las monedas, se evanescería para siempre.Solución objetiva no se vislumbra ninguna si no se sale de esta inercia de las guerras, crisis económicas. Sin embargo, los ciudadanos, perjudicados por el viento circense de la economía, si pueden forzar el armisticio duradero de la guerra económica de los medios de pago, la moneda, depauperando el valor de la misma mediante la recuperación del valor del bien productivo, desde el trabajo hasta el capital, diferenciandolo ostensiblemente del precio evaluado por la moneda. Se explica por tanto la solvencia del bono alemán desde el punto de vista de la diferente fiscalidad entre los miembros de la unidad monetaria por el precio asignado y no por el valor del PIB, que tiene una misma referencia entre todos, el euro. Decirle a los acreedores inversores ajenos que si tienen una parte del hilo de un PIB de la EU, lo tienen de toda la comunidad.